Imágenes de la Feria de Santa Lucia celebrada hoy día 13 en las localidades guipuzcoanas de Zumárraga y Urretxu.
Feria de productos de alimentación de la tierra.....
música...
concurso y feria de ganado...
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concurso de aves de corral...
ganado caballar...
asnos...
cabras...
concurso exposición de frutas.....
y verduras....
Artesanía:
cestas de mimbre....
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Artesanía:
cestas de mimbre....
encaje de bolillos.....
cantería....
calzado......
cestería de madera....
albarcas típicas del País Vasco.....
tratamiento de la lana.......
Información de dichas localidades encontrada en Internet:
Feria de Santa Lucía
un punto más donde se encontraron antes y confraternizan ahora Zumarraga y Urretxu
Sin duda alguna, a la hora de buscar una fecha para celebrar las fiestas patronales es poco probable que se elija el mes de diciembre, a medio camino entre el otoño y el invierno. Se suelen celebrar este tipo de fiestas en el verano, o al menos en sus cercanías, fundamentalmente por el ánimo de encontrar el mejor tiempo climatológico posible, aunque, sin duda alguna, también puede haber otros factores que influyan en su determinación.
Pues bien, en 1966-1967 las propuestas dirigidas por los Ayuntamientos de Zumarraga y de Villarreal de Urrechua para la posible unión de ambos municipios coincidían en celebrar las fiestas patronales del municipio que saliese de esa fusión el 13 de diciembre, fiesta ya en las dos entidades poblacionales.
Ese dato, tomado precisamente de aquel momento histórico, nos da una idea, al menos, de lo que podía significar entonces Santa Lucía para nuestras villas: una fecha simbólica, el trece de diciembre, y que incidía aun más en esa proyectada unión.
Aquella fusión entre iguales no se pudo llevar a la práctica en el ámbito del estricto derecho, pero sí que supuso un punto de inflexión de las relaciones de Zumarraga y Villarreal de Urrechua en el futuro, hoy ya pasado, y nos enseñó que los problemas se pueden resolver, o al menos nos podemos desenvolver ante ellos de forma unida, aunando esfuerzos, y eso es lo que hacen nuestros municipios, y desde hace un buen número de años, en una serie de temas, fundamentalmente culturales y deportivos.
El hecho de poder celebrar la feria de Santa Lucía desde una perspectiva compartida entre las dos poblaciones hace más rica a una feria con una tradición centenaria, que proviene desde la Edad Media, y que nació, sin duda, como un intento de aunar culturas a través de los intercambios comerciales, y también nos hace mejores a los zumarragarras y urretxuarras del hoy, pues juntos podemos hacer mejor cosas que de forma separada.
La feria de Santa Lucía, que hunde sus raíces en el Ezkio medieval, supo sobrevivir en Urretxu, aprovechando aquellos urretxuarras de pro de inicios del XVIII el testigo dejado por sus antecesores en el inicio de la feria, y se consolida hoy, precisamente por ese buen hacer conjunto entre Zumarraga y Urretxu, por el muy serio trabajo hecho de forma conjunta, conformando, seguramente, una de las más importantes ferias vascas y del conjunto del Estado.
HISTORIA
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URRETXU, VILLA MEDIEVAL. FUNDACION DE LA VILLA.
La primera reseña histórica documental de Urretxu no es otra que la correspondiente a la concesión por el Rey Juan I de Castilla de la Carta Puebla fundacional de la Villa, otorgada el 3 de octubre de 1383.
Antes de la fundación, existía en las denominadas "tierras de Urretxua", un asentamiento humano diseminado situado muy probablemente en torno a la ermita de Santa Bárbara. Estos pobladores, sometidos al cada vez más más acoso de los señores feudales, solicitan al Rey la posibilidad de fundar una Villa. Esta conllevaría privilegios fiscales y defensivos, además de mayores posibilidades de aumento del comercio. En la Carta Puebla el Rey les da además la facultad de repartirse los solares a edificar dentro de casco que ellos mismos diseñan, y cuyo trazado todavía conserva hoy Urretxu, ya que el desarrollo de la población a través de los siglos no ha alterado en lo básico las características que le confieren a la Villa su carácter medieval. El Rey Juan I les concede el término municipal con descripción de sus límites, así como el nombre, que como villa de fundación real será el de Villa Real.
A esta villa con privilegios reales se adhirieron Zumarraga (1383) y Ezkio (1385). Estas agregaciones a Urretxu cuentan de inmediato con la oposición de la Villa de Segura, quien alegando derechos sobre las colaciones de Zumarraga y Ezkioga, pleitea con Urretxu. El conflicto termina con una sentencia que determina que no sólo deberán pertenecer a Segura Zumárraga y Ezkioga, sino también la nueva Villa de Urretxu. La apelación de los urretxuarras no quedó resuelta hasta seis años después, en 1411, donde definitivamente se rompe la dependencia con la Villa de Segura.
DESARROLLO A TRAVES DE LA HISTORIA
Poco a poco, Urretxu se empieza a configurar como una Villa de fundación formando una estructura económica muy homogénea, basada en el comercio (estaba bien situada en las infraestructuras comerciales de la época) y en la agricultura-ganadería. También es destacable la actividad forestal y la entonces incipiente industria del hierro localizada en las ferrerías de Mendiaraz, Irigon y Guerra. Esta nueva industria hará cambiar el nombre del río, pues lo que hasta entonces era el agua de Legazpia, pasará a denominarse Urola (Ur=agua, Ola=ferrería).
Sin embargo, y paradójicamente, será esa misma situación estratégica la que va a obstaculizar el desarrollo económico de la villa: al ser paso obligado de reyes, batallones,...etc. tiene obligación de agasajarlos a cuenta del erario público, con el gasto que conlleva. Si a ello añadimos las numerosas desgracias naturales que asolan Urretxu en los siglos XVI y XVII y que son una constante en la época (incendios, pestes, y otras enfermedades), nos encontramos con un cúmulo de factores que repercutirán negativamente en la población, cuyas aspiraciones económicas, culturales y sociales, empiezan a satisfacerse fuera de la Villa.
La emigración se convierte en un cauce lógico de salida, siendo el destino principal América. También se detectan desplazamientos de pobladores a la Corte; algunos de ellos fueron famosos en el campo de la administración real del siglo XVII y fundaron sus propios palacios en la villa: es el caso de los Ipeñarrieta, Areizaga, Nekolalde. Consecuencia de todo ello, familias urretxuarras van adquiriendo más y más prestigio, y de aquella población homogénea sin apenas diferenciación social, se va pasando a una población en la que dichas familias regirán casi con exclusividad los destinos del municipio.
El siglo XVIII observó un fuerte crecimiento en las construcción de infraestructuras: se construyó el Camino Real que unía Araba con la frontera de Irún, a la vez que se sitúo en Urretxu la casa de postas, desde donde se repartía a estos pueblos el correo.
El siglo XIX fue un siglo de guerras, las cuales tuvieron un efecto muy negativo sobre la hacienda municipal, siendo fundamentalmente importantes en este sentido la Guerra de la Independencia y la I Guerra Carlista. También fue el siglo de la modernización, fundamentalmente por la instalación del ferrocarril que supuso la base del posterior desarrollo económico que experimentaría nuestra población. A este siglo perteneció José Mª Iparragirre, el famoso bardo autor del "Gernikako Arbola".
El siglo XX trajo la industrialización y el aumento de población, sobre todo a partir de la década de los 50, consecuencia de la fuerte inmigración. Este aumento sin precedentes fue el que condicionó la estructura urbana, social y económica del municipio.
Hoy en día, Urretxu se puede considerar una población urbana, moderna, con una industria avanzada y cualificada, con un sector servicios en alza, con unas construcciones urbanísticas punteras que le dan un aire de renovación, de población del siglo XXI. Sin embargo, no ha dado la espalda a su pasado, a su historia, y ha sabido mantener sus orígenes de villa medieval, su patrimonio histórico y sus tradiciones.
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Feria de Santa Lucía
un punto más donde se encontraron antes y confraternizan ahora Zumarraga y Urretxu
Sin duda alguna, a la hora de buscar una fecha para celebrar las fiestas patronales es poco probable que se elija el mes de diciembre, a medio camino entre el otoño y el invierno. Se suelen celebrar este tipo de fiestas en el verano, o al menos en sus cercanías, fundamentalmente por el ánimo de encontrar el mejor tiempo climatológico posible, aunque, sin duda alguna, también puede haber otros factores que influyan en su determinación.
Pues bien, en 1966-1967 las propuestas dirigidas por los Ayuntamientos de Zumarraga y de Villarreal de Urrechua para la posible unión de ambos municipios coincidían en celebrar las fiestas patronales del municipio que saliese de esa fusión el 13 de diciembre, fiesta ya en las dos entidades poblacionales.
Ese dato, tomado precisamente de aquel momento histórico, nos da una idea, al menos, de lo que podía significar entonces Santa Lucía para nuestras villas: una fecha simbólica, el trece de diciembre, y que incidía aun más en esa proyectada unión.
Aquella fusión entre iguales no se pudo llevar a la práctica en el ámbito del estricto derecho, pero sí que supuso un punto de inflexión de las relaciones de Zumarraga y Villarreal de Urrechua en el futuro, hoy ya pasado, y nos enseñó que los problemas se pueden resolver, o al menos nos podemos desenvolver ante ellos de forma unida, aunando esfuerzos, y eso es lo que hacen nuestros municipios, y desde hace un buen número de años, en una serie de temas, fundamentalmente culturales y deportivos.
El hecho de poder celebrar la feria de Santa Lucía desde una perspectiva compartida entre las dos poblaciones hace más rica a una feria con una tradición centenaria, que proviene desde la Edad Media, y que nació, sin duda, como un intento de aunar culturas a través de los intercambios comerciales, y también nos hace mejores a los zumarragarras y urretxuarras del hoy, pues juntos podemos hacer mejor cosas que de forma separada.
La feria de Santa Lucía, que hunde sus raíces en el Ezkio medieval, supo sobrevivir en Urretxu, aprovechando aquellos urretxuarras de pro de inicios del XVIII el testigo dejado por sus antecesores en el inicio de la feria, y se consolida hoy, precisamente por ese buen hacer conjunto entre Zumarraga y Urretxu, por el muy serio trabajo hecho de forma conjunta, conformando, seguramente, una de las más importantes ferias vascas y del conjunto del Estado.
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Zumarraga [Historia]
Los primeros datos relativos a Zumarraga aparecen en 1366, cuando el pretendiente Enrique, que luchaba en la cruenta guerra civil de mediados del XIV contra su hermanastro el rey Pedro I, donó el monasterio de Zumarraga al Señor de Lazcano. Posteriormente, deseando salir del estrecho control a que había sometido a los pobladores de esta zona este Pariente Mayor, el 11 de Diciembre de 1383, en el lugar de Urrutia, situado en el hoy barrio de Eitza, se firmó una escritura de concordia con la recién nacida villa de Urretxu. Dicho acuerdo fué confirmado por Juan II, en 1385, y ratificado por Enrique III. No obstante, en 1405, se declararon sin efecto tales acuerdos y se decretó que ambos municipios debían pertenecer a la vecindad de Segura, donde quedó adscrita hasta 1411. En fecha no determinada ingresó en la Alcaldía Mayor de Arería, en la que permaneció hasta 1660, y en 1661 Zumarraga recibió el título de Villa.
Al principio Zumarraga era una población establecida en núcleos diseminados, caseríos dispersos, en torno a la parroquia que era Santa María de Zumarraga -más tarde conocido popularmente por la Antigua-. Con los años, a partir de finales del siglo XV, se fue situando más cerca del río, creándose un núcleo "urbano" a partir de Eizaga. Ello ocasionó que, situado aún el templo parroquial en el monte, se solicitara en el segundo tercio del siglo XVI de las autoridades eclesiásticas el traslado de la parroquia al fondo del valle, lo que conllevó una traslación o nuevo emplazamiento.
Fechas claves en el municipio son: las primeras Ordenanzas Municipales de 1526; el primer Plan de Ordenación, por el Arquitecto Estibanz, de 1860; el establecimiento del mercado quincenal los jueves en 1865, hoy semanal, que se celebra los sábados en la Plaza de Euskadi y que es escaparate de la producción agrícola de los "baserritarras" de la zona; la inauguración de la nueva Casa Consistorial en 1866, que ha sido reformada en 1986 en base a unos innovadores criterios estéticos; la inauguración del nuevo Cementerio en 1875, que ha sido reformado en 1984 en una vuelta a la cripta; la primera traída de aguas en 1901; y la instalación en la villa de la empresa Esteban Orbegozo, S.A. en 1930, que significó la creación de abundantes puestos de trabajo, con una fuerte inmigración en las década de los años 50 y un impresionante crecimiento demográfico -cuadruplicando la población-, que alcanzó su culminación en 1977 con una población de 12.619 habitantes, momento en que la crisis económica varía la tendencia y comienza una emigración, superior al aumento vegetativo, que reduce la población a los 10.324 habitantes actuales.
Mención aparte merece, por tratarse de un elemento decisivo en la historia de Zumarraga, el ferrocarril pues, no en vano, se ha llegado a contar con tres estaciones diferentes. En 1864 se inauguró el Ferrocarril del Norte (hoy RENFE), línea Madrid-París; en 1889 se inauguraron los Ferrocarriles Vascongados, línea Zumarraga-Málzaga; y, por último, en 1926 el Ferrocarril del Urola, conocido como el "Gure trena", línea Zumarraga-Zumaia. Tal hecho recogido, con caracter alegórico, en una escultura de Vicente Larrea (1986) ubicada en la Casa Consistorial, convirtió a este municipio en uno de los núcleos de comunicaciones más importante de las Vascongadas, al enlazar la Meseta con la costa gipuzkoana y con Bizkaia. En la actualidad sólo permanece en funcionamiento RENFE.
Zumarraga fue cuna de Miguel López de Legazpi, colonizador de las Islas Filipinas en el siglo XVI -cuya estatua preside la Plaza principal de la villa desde 1897- y cuya casa natal, conocida como Casa-Torre de Legazpi o Jauregi Haundia todavía se conserva remodelada.
Los primeros datos relativos a Zumarraga aparecen en 1366, cuando el pretendiente Enrique, que luchaba en la cruenta guerra civil de mediados del XIV contra su hermanastro el rey Pedro I, donó el monasterio de Zumarraga al Señor de Lazcano. Posteriormente, deseando salir del estrecho control a que había sometido a los pobladores de esta zona este Pariente Mayor, el 11 de Diciembre de 1383, en el lugar de Urrutia, situado en el hoy barrio de Eitza, se firmó una escritura de concordia con la recién nacida villa de Urretxu. Dicho acuerdo fué confirmado por Juan II, en 1385, y ratificado por Enrique III. No obstante, en 1405, se declararon sin efecto tales acuerdos y se decretó que ambos municipios debían pertenecer a la vecindad de Segura, donde quedó adscrita hasta 1411. En fecha no determinada ingresó en la Alcaldía Mayor de Arería, en la que permaneció hasta 1660, y en 1661 Zumarraga recibió el título de Villa.
Al principio Zumarraga era una población establecida en núcleos diseminados, caseríos dispersos, en torno a la parroquia que era Santa María de Zumarraga -más tarde conocido popularmente por la Antigua-. Con los años, a partir de finales del siglo XV, se fue situando más cerca del río, creándose un núcleo "urbano" a partir de Eizaga. Ello ocasionó que, situado aún el templo parroquial en el monte, se solicitara en el segundo tercio del siglo XVI de las autoridades eclesiásticas el traslado de la parroquia al fondo del valle, lo que conllevó una traslación o nuevo emplazamiento.
Fechas claves en el municipio son: las primeras Ordenanzas Municipales de 1526; el primer Plan de Ordenación, por el Arquitecto Estibanz, de 1860; el establecimiento del mercado quincenal los jueves en 1865, hoy semanal, que se celebra los sábados en la Plaza de Euskadi y que es escaparate de la producción agrícola de los "baserritarras" de la zona; la inauguración de la nueva Casa Consistorial en 1866, que ha sido reformada en 1986 en base a unos innovadores criterios estéticos; la inauguración del nuevo Cementerio en 1875, que ha sido reformado en 1984 en una vuelta a la cripta; la primera traída de aguas en 1901; y la instalación en la villa de la empresa Esteban Orbegozo, S.A. en 1930, que significó la creación de abundantes puestos de trabajo, con una fuerte inmigración en las década de los años 50 y un impresionante crecimiento demográfico -cuadruplicando la población-, que alcanzó su culminación en 1977 con una población de 12.619 habitantes, momento en que la crisis económica varía la tendencia y comienza una emigración, superior al aumento vegetativo, que reduce la población a los 10.324 habitantes actuales.
Mención aparte merece, por tratarse de un elemento decisivo en la historia de Zumarraga, el ferrocarril pues, no en vano, se ha llegado a contar con tres estaciones diferentes. En 1864 se inauguró el Ferrocarril del Norte (hoy RENFE), línea Madrid-París; en 1889 se inauguraron los Ferrocarriles Vascongados, línea Zumarraga-Málzaga; y, por último, en 1926 el Ferrocarril del Urola, conocido como el "Gure trena", línea Zumarraga-Zumaia. Tal hecho recogido, con caracter alegórico, en una escultura de Vicente Larrea (1986) ubicada en la Casa Consistorial, convirtió a este municipio en uno de los núcleos de comunicaciones más importante de las Vascongadas, al enlazar la Meseta con la costa gipuzkoana y con Bizkaia. En la actualidad sólo permanece en funcionamiento RENFE.
Zumarraga fue cuna de Miguel López de Legazpi, colonizador de las Islas Filipinas en el siglo XVI -cuya estatua preside la Plaza principal de la villa desde 1897- y cuya casa natal, conocida como Casa-Torre de Legazpi o Jauregi Haundia todavía se conserva remodelada.
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URRETXU, VILLA MEDIEVAL. FUNDACION DE LA VILLA.
La primera reseña histórica documental de Urretxu no es otra que la correspondiente a la concesión por el Rey Juan I de Castilla de la Carta Puebla fundacional de la Villa, otorgada el 3 de octubre de 1383.
Antes de la fundación, existía en las denominadas "tierras de Urretxua", un asentamiento humano diseminado situado muy probablemente en torno a la ermita de Santa Bárbara. Estos pobladores, sometidos al cada vez más más acoso de los señores feudales, solicitan al Rey la posibilidad de fundar una Villa. Esta conllevaría privilegios fiscales y defensivos, además de mayores posibilidades de aumento del comercio. En la Carta Puebla el Rey les da además la facultad de repartirse los solares a edificar dentro de casco que ellos mismos diseñan, y cuyo trazado todavía conserva hoy Urretxu, ya que el desarrollo de la población a través de los siglos no ha alterado en lo básico las características que le confieren a la Villa su carácter medieval. El Rey Juan I les concede el término municipal con descripción de sus límites, así como el nombre, que como villa de fundación real será el de Villa Real.
A esta villa con privilegios reales se adhirieron Zumarraga (1383) y Ezkio (1385). Estas agregaciones a Urretxu cuentan de inmediato con la oposición de la Villa de Segura, quien alegando derechos sobre las colaciones de Zumarraga y Ezkioga, pleitea con Urretxu. El conflicto termina con una sentencia que determina que no sólo deberán pertenecer a Segura Zumárraga y Ezkioga, sino también la nueva Villa de Urretxu. La apelación de los urretxuarras no quedó resuelta hasta seis años después, en 1411, donde definitivamente se rompe la dependencia con la Villa de Segura.
DESARROLLO A TRAVES DE LA HISTORIA
Poco a poco, Urretxu se empieza a configurar como una Villa de fundación formando una estructura económica muy homogénea, basada en el comercio (estaba bien situada en las infraestructuras comerciales de la época) y en la agricultura-ganadería. También es destacable la actividad forestal y la entonces incipiente industria del hierro localizada en las ferrerías de Mendiaraz, Irigon y Guerra. Esta nueva industria hará cambiar el nombre del río, pues lo que hasta entonces era el agua de Legazpia, pasará a denominarse Urola (Ur=agua, Ola=ferrería).
Sin embargo, y paradójicamente, será esa misma situación estratégica la que va a obstaculizar el desarrollo económico de la villa: al ser paso obligado de reyes, batallones,...etc. tiene obligación de agasajarlos a cuenta del erario público, con el gasto que conlleva. Si a ello añadimos las numerosas desgracias naturales que asolan Urretxu en los siglos XVI y XVII y que son una constante en la época (incendios, pestes, y otras enfermedades), nos encontramos con un cúmulo de factores que repercutirán negativamente en la población, cuyas aspiraciones económicas, culturales y sociales, empiezan a satisfacerse fuera de la Villa.
La emigración se convierte en un cauce lógico de salida, siendo el destino principal América. También se detectan desplazamientos de pobladores a la Corte; algunos de ellos fueron famosos en el campo de la administración real del siglo XVII y fundaron sus propios palacios en la villa: es el caso de los Ipeñarrieta, Areizaga, Nekolalde. Consecuencia de todo ello, familias urretxuarras van adquiriendo más y más prestigio, y de aquella población homogénea sin apenas diferenciación social, se va pasando a una población en la que dichas familias regirán casi con exclusividad los destinos del municipio.
El siglo XVIII observó un fuerte crecimiento en las construcción de infraestructuras: se construyó el Camino Real que unía Araba con la frontera de Irún, a la vez que se sitúo en Urretxu la casa de postas, desde donde se repartía a estos pueblos el correo.
El siglo XIX fue un siglo de guerras, las cuales tuvieron un efecto muy negativo sobre la hacienda municipal, siendo fundamentalmente importantes en este sentido la Guerra de la Independencia y la I Guerra Carlista. También fue el siglo de la modernización, fundamentalmente por la instalación del ferrocarril que supuso la base del posterior desarrollo económico que experimentaría nuestra población. A este siglo perteneció José Mª Iparragirre, el famoso bardo autor del "Gernikako Arbola".
El siglo XX trajo la industrialización y el aumento de población, sobre todo a partir de la década de los 50, consecuencia de la fuerte inmigración. Este aumento sin precedentes fue el que condicionó la estructura urbana, social y económica del municipio.
Hoy en día, Urretxu se puede considerar una población urbana, moderna, con una industria avanzada y cualificada, con un sector servicios en alza, con unas construcciones urbanísticas punteras que le dan un aire de renovación, de población del siglo XXI. Sin embargo, no ha dado la espalda a su pasado, a su historia, y ha sabido mantener sus orígenes de villa medieval, su patrimonio histórico y sus tradiciones.
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